En este Blog podran ver varios de mis cuentos que posteo permanentemente en los Talleres De Escritura de Psicofxp y Foro Metrópolis. Espero que los disfruten tanto como yo. See Ya!!!

28 abril 2006

37 - La Decadencia


Nyarlotep y yo estábamos sentados en la mesa del comedor de mi casa, en completo silencio.

Afuera, la tormenta se negaba a detenerse, y como si fuera poco el viento azotando las ventanas, ahora también había goteras.

Lo extraño es que las goteras sólo caian sobre la mesa del comedor. No había ninguna otra en toda la casa.

Así que, las implacables gotitas estaban destiñendo aplicadamente nuestros cuentos manuscritos de la Época de Oro, que cubrían en su totalidad a la mesa.

Pero ninguno de los dos manifestaba signos de preocupación. De hecho, por momentos, parecíamos muertos con los ojos abiertos.

Recuerdo la fiera que solía ser en la Época de Oro, al igual que Nyarlotep.

Nuestro fervor rabioso a la hora de escribir era un volcán en erupción.

Las ideas surgían a borbotones de nuestras mentes, y nos habíamos convertido en verdaderos maestros cuentistas.

Pero siempre en la vida hay algún motivo que tira al tacho todo.

El de Nyarlotep fue viajar a Cariló.

Y el mío, casarme con Chaia.

A los dos nos pasó lo mismo, pero a la inversa.

Él se fue sin ganas (a Cariló) y volvió enamorado (de Cariló).

Yo me casé enamorado (de Chaia) y termine sin ganas (de Chaia).

Muchos me han dicho que yo nunca la amé, pero es mentira.

Cuando la conocí, me enamoré genuinamente.

Ella sabía cocinar, lavar la ropa, planchar, traer plata a casa y hacer muy bien el amor.

¿Qué mas se le puede pedir a una mujer?

Ah, si: Que no hable.

Siempre había jurado que si me casaba, lo haría con una muda.

Y Chaia precisamente no lo era.

Lentamente, sus palabras fueron torturándome con cuestionamientos acerca de mí mismo que yo no tenía ni el mas mínimo interés en resolver.

Yo era feliz tirado en mi cama, fumando cigarros, tomando cerveza, y pensando en mis nuevos bestsellers.

Pero no, ahí estaba ella, el lorito parlanchín socrático-freudiano.

Y tanto me cuestionó, que un día logró su cometido.

Y ese mismo día se fue.

Pero yo ni me di cuenta (salvo cuando me crujió el estómago), porque estaba preguntándome a mi mismo acerca de la verdad de mis cuentos.

Y a partir de ahí, ya no pude escribir mas.

Ni una sola condenada línea.

Las mujeres lo arruinan a uno, hermano.

O las puestas de sol.

Sino, obsérvenlo a Nyarlotep.

Si se mira en lo profundo de sus ojos, ahí esta congelada la imagen del crepúsculo de Cariló.

Y así como yo me la paso el día buscando una idea verdadera para escribir, él se la pasa jugando con un tranvía de juguete sobre un montoncito de arena de playa .

Extraño sus cuentos de terror, aunque no me gustaran.

Sus cuentos y los míos eran el puente que nos permitía comunicarnos.

Ahora sólo hay silencio, aunque compartamos la misma mesa.

Mi vejiga me esta haciendo un pedido mingitorio, y aunque podría orinar en las innumerables botellas de cerveza vacía que hay en el piso, como lo hacia antes de que Nyarlotep llegara, prefiero ir al baño, y de paso, buscar en la cocina si queda todavía algún sándwich de los de Chaia, porque debajo de los manuscritos ya no hay más.

Me levanto, y el rostro atristado de Nyarlotep me da pena, e instintivamente le palmeo el hombro.

Apenas le hago esto, me dice las primeras palabras desde que se instalo en casa:

- ¡NO VUELVAS A TOCARME!

Bueno, él sigue siendo un viejo cascarrabias, y yo un vago.

Al fin y al cabo, algo todavía nos queda ¿no?



20 abril 2006

36 - La Prostituta De La Plaza De Las Miserias




- ¡Acérquense, hermanos míos, acérquense! Déjenme hablarles acerca de la palabra del Señor, de su infinito amor y misericordia para con todos ustedes. Permítanme mostrarles que hay solución a sus problemas, que la vida no solo es lágrimas y tristeza, que hay esperanza para todos los hombres en La Tierra que abran su corazón a Dios. ¡Aleluya, hermanos, Aleluya!

Son las 19:00 horas en Plaza Miserere, y uno puedo encontrarse con un collage de gente de todo tipo.

Un evangelista gritando como un loco sin que nadie lo escuche; un mendigo durmiendo placidamente rodeado de moscas; parejas besándose en la boca; vendedores de garrapiñada; ladrones; gente esperando el colectivo, y por supuesto, también esta ella.

Es raro que ande sola, probablemente sus compañeras estarán con clientes, pero igualmente es raro que la dejen sin compañía.

Es la más chica de todas, tiene 19 años, y en la mirada se le puede ver perfectamente el miedo por lo que tiene que hacer todos los días, y a lo cual no se adapta.

Hace un mes que vino desde Republica Dominicana, engañada, pensando que tendría una vida mejor, y lo único que encontró son lágrimas todas las noches, lágrimas mezcladas entre el sudor de hombres asquerosos que se apoderan de su cuerpo por dinero.

Justamente, uno de ellos se esta acercando a ella, y le esta preguntando el precio. Ella se pone nerviosa, como siempre, pero por suerte, ahora estoy yo para rescatarla.

- Tomatelas, flaco – le digo al tipo, que tiene cara de rata – La señorita no esta disponible.

- ¿Quién carajo sos vos? – me dice el tipo, con aire amenazador.

- El que te va a hacer un agujero en la cabeza si ya mismo no te vas – le contesto, mostrándole discretamente mi revolver en la cintura.

El tipo se va sin chistar. Me quedo con Marelys, que así se llama.

- Gracias – me dice ella – Me estas mal acostumbrando con tus rescates.

- Un príncipe siempre rescata a su princesa – le digo yo, sonriendo y tomándola de la mano – Vamos, no quiero que vengan tus compañeras y me vean con vos, les caigo muy mal.

Nos alejamos de la plaza y nos vamos a charlar al bar de siempre. Ella sonríe alegremente, y se relaja en la silla, feliz por otro nuevo indulto. Pido una cerveza para mí, y unas milanesas con papas fritas para ella. Siempre tenía mucho hambre, las compañeras la estafaban con la plata que sacaba.

Ella come con mucha delicadeza, como toda una dama, y a mi me encanta observarla.

- Me pones nerviosa cuando no dices nada mientras como – me dijo ella, tímidamente.

- ¿Por qué?

- Me intriga saber que piensas cuando lo haces. Y siempre pienso que es lastima por mí, o algo así.

- Para nada, todo lo contrario. Nunca siento lastima por vos. Sí, admito, me duele verte en la plaza todos los días, y me entristece mucho. Pero lastima, jamás.

- Me siento mas tranquila entonces – dijo riendo y mordiendo una papa frita – Aunque, tengo una duda.

- ¿Cuál?

- ¿Porqué hablamos… solamente?

- No entiendo.

- Me refiero a que… bueno… tu sabes… nunca me has pedido mis servicios… me resulta extraño.

- Soy tu salvador, Marelys, no tu perdición.

Ella rió, y siguió comiendo. Confiaba en mí, a pesar de lo poco que nos conocíamos.

Después, nos fuimos a caminar por la ciudad, como dos sombras a la luz de la luna contándose secretos, planeando tranquilamente, un futuro mejor para los dos.


13 abril 2006

35 - Me Estoy Quedando Pelado


Al principio no fue más que una simple insinuación.

Algún pelito que se caía en la sopa, ningún escándalo. Bastaba correrlo al costadito con la cuchara, y listo, todos contentos.

No había motivos para preocuparse.

De hecho, me pasaba todo lo contrario, les hacia chistes sobre futuras calvicies a mis amigos de frentes anchas, o miraba con gran lástima a los pelados que me cruzaba por la calle.

Todo iba bien, tenía una cabellera tupida, fuerte y hermosa.

La gente que lo observaba, me decía: “si hay alguien que no se va a quedar pelado en este mundo, ese sos vos”.

Y creo que fue una especie de maldición.

Una maldición que día a día va tomando mayor forma (para ser más específicos, la forma de una bocha lustrosa).

Y no solo es una maldición física, sino también psicológica.

Voy a convertirme en uno de esos pobres tipos de los que tanto me compadecía.

Pero la maldición no se contenta con eso, va más lejos aún.

Me plantea dudas acerca de mi paternidad.

- La calvicie, en un 90%, es hereditaria – me dijo la dermatóloga – De padre a hijo. Seguramente su padre es calvo, ¿no?

- Todo lo contrario, doctora – contesté yo, con seguridad – Tiene muchisimo pelo. Es más, nadie en la familia sufre de probl…

Silencio.

Escalofríos.

Petrificación.

El…

Tío…

Alberto…

El tío Alberto.

¡¡¡EL TIO ALBERTO!!!

¡¡¡EL HERMANO MAYOR DE PAPA!!!

Traicionero hijo de re mil p…

Y yo que tan mal me había sentido por tu perdida en aquel accidente, yo, que cada mes te llevaba al cementerio ese lirio del valle del Césped Multicolor que tanto te gustaba.

Ojala te estés pudriendo bien en la tumba, desgraciado.

Ya se darán cuenta hasta donde llega esta ruptura en mi vida.

Sin ir mas lejos, el otro día, en un ataque incontrolable de celos, le arranqué del cuarto todos los posters de Metallica, Iron Maiden, Guns ‘N Roses y Megadeth a mi novia.

Sólo le dejé el de Rob Halford, y el de Billy Corgan.

Ay, Sansón, como te entiendo, viejo.

Siento que se me están yendo todas las fuerzas, que nunca más voy a poder caminar orgulloso por la calle luciendo mi hermoso cabello (y menos en un día soleado, a ver si todavía encandilo a algún pobre conductor con el brillo de la pelada y se mata en un choque), opacando a los demás infelices, de los cuales ahora formo parte.

Pero, a pesar de todo, aún me queda un poco de orgullo.

No voy a ser mentiroso conmigo mismo, y hacerme la raya tapando patéticamente con cuatro pelos locos mi inferioridad.

Voy a transformarme en un paradigma, en una visión de superación a seguir para todos los pelados.

Si señor, eso voy a ser.

Llevar estoico mi casco desnudo demostrando que es posible vivir dignamente en este mundo en donde las apariencias tratan equívocamente de ser lo mas importante para poder ser considerado una persona que…

Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

¡No puedo!

¡No!

¡Salvame, Schwanek, por favor!

¡Salvame!














05 abril 2006

34 - Una Nueva Vida


Me siento feliz.

Realizada.

Hasta me resulta gracioso que alguna vez le haya tenido terror al cambio de sexo.

Aunque yo no lo llamaría cambio, sino correción.

Me miro en el espejo, y ahora sí el reflejo me devuelve una imagen acorde con mi forma de sentir.

Me siento como Trinity cuando la nave sobrepasa las nubes, dejando atrás las turbulentas tinieblas, y al mirar al Sol dice: “Beautiful” (De más esta decir que yo escribí esa parte del guión).

La diferencia es que Trinity se muere despues de eso, y yo me siento mas viva que nunca.

Por fin pude dejar atrás ese anhelo de satisfacción que tanto me torturaba.

Estoy fascinada conmigo misma.

No puedo dejar de toquetearme toda, de redescubrirme.

Encima ayer me vino a visitar Keanu, y me dijo que me veo muy bien, y se ponía todo colorado…

Estoy segura de que le gusto.

De hecho, ya me tiraba onda sutilmente cuando yo era hombre…

Lástima que él es tan acomplejado con su bisexualidad.

Pero bueno, es normal, yo también en una época no sabía que hacer, ni quién era.Lo que sí me hace sentir mal es Andy.

Aunque lo disimula, sé que él no está de acuerdo con mi cambio.

Resuena mi niñez en mi memoria, cuando le sacaba los cosméticos a mamá y me encerraba en el altillo a maquillarme.

Andy siempre venía y me decía: “ Mamá te va a dar una paliza tremenda si te vé, maricón”.

“Mi mami no lo hará, mi mami me quiere mas a mí que a vos”, le contestaba yo, resentida.

Además, lo tiene preocupado los temas contractuales.Ya no somos más “Los Hermanos”.

Ahora somos “El Hermano y La Hermana”.

Y el cree que vamos a perder respeto en la industria cinematográfica.

Pero a mí eso no me preocupa en lo mas mínimo.

Estoy lejos de todas esas cosas, muy por encima.

Un nuevo día se abre ante mí, y me acaricia con sus besos de seda, sonriéndome.

Una nueva vida.

La que siempre debió ser.

Y un nuevo nombre.

Laurenca Wachowski.

Aunque Trinity no suena nada mal, ¿no?