En este Blog podran ver varios de mis cuentos que posteo permanentemente en los Talleres De Escritura de Psicofxp y Foro Metrópolis. Espero que los disfruten tanto como yo. See Ya!!!

11 mayo 2006

40 - Letras Para Julia (Seis Meses Después)




(Antes de leer este cuento, leer primero el cuento nro 01)




- Tan sólo seis meses – pensó Julia, acostada en la inmensa cama.

Tenía la sensación de que habían pasado muchos años desde la última vez que vio a Andrés.

De hecho, en las noches de insomnio (que cada vez eran mas frecuentes), ella extendía su mano en la oscuridad, y con un dedo dibujaba en las sombras los contornos del rostro de Andrés, hasta que el resplandor del sol la sorprendía y ella cerraba los ojos, simulando dormir, para que El Otro no le dijera nada, ni buenos días, y por favor que no me bese en la mejilla…

El Otro.

Recordó lo que Andrés le había contado acerca de la culpa por las noches, lo de los ojos en la oscuridad, y que le había preguntado a ella si también sentía esa desesperación asfixiante de la conciencia.

Ella le había respondido que no, que podía dormir bien.

Pero le había mentido.

En esos tiempos, su cabeza también era un apocalipsis.

Pero no quiso contárselo a Andrés para no hacerlo sentir peor de lo que estaba.

Tanto se habían amado y nunca lograron estar en paz.

Porque sabían que si bien su amor era sincero, habían obrado mal, habían liberado la mitad siniestra de cada uno para poder estar juntos.

Hasta que El Otro tuvo el intento de suicidio, y ahí las cosas cambiaron.

Eso derrumbó el castillo de naipes en donde estaba sostenido su amor.

Y se separaron, y Julia volvió a encerrarse en la torre oscura, a fingir amar y cuidar a alguien a quien no quería, pero era lo que se “debía” hacer, lo que señalaba la conciencia con su dedo acusador.

En estas cosas pensaba Julia cuando la puerta del dormitorio se abrió, y El Otro entró.

Julia cerró los ojos rápidamente, fingiendo dormir.

- ¿Estas durmiendo, mi amor? – le pregunto David, acariciándole el pelo.

Julia no respondió, y apretó los puños con fuerza, para soportar el escalofrío que le recorría el cuerpo al sentir las manos de David recorriéndole el vientre, desnudándola lentamente.

Era sábado, recordó Julia, el día de hacer el amor.

Entonces abrió los ojos, y miró a su ejecutor.

- Hola, hola, preciosa – le dijo David, y la besó largamente en el cuello.

La hora del vampiro, la hora de la muerte lenta había comenzado, pensó Julia, y mientras David la besaba, ella dibujaba el contorno de una sonrisa con el dedo, en la profunda oscuridad del cuarto.