En este Blog podran ver varios de mis cuentos que posteo permanentemente en los Talleres De Escritura de Psicofxp y Foro Metrópolis. Espero que los disfruten tanto como yo. See Ya!!!

01 marzo 2006

29 - Carmen Sandiego





Así se llamaba la chica que se había mudado al vecindario cuando yo tenia 12 años, y de la cual estaba perdidamente enamorado.

- ¿Por qué le dicen “La Mansión Maníaca” a mi casa? – me preguntó, en nuestra primera charla.

- Porque los antiguos vecinos eran un irlandés borrachos que solían correr desnudos por las noches.

- Jajaja.

Su familia era un grupo de mexicanos alegres, que trabajaban de mariachis, y se la pasaban ensayando gran parte del día, para fastidio de mi padre, coronel de marina retirado.

- Malditos inmigrantes – decía furioso – Deberían enseñarles disciplina antes de dejarlos pisar nuestro país.

A pesar de su desagrado, yo me la pasaba todo el día con Carmen, oyendo a su familia ensayar.

Aunque, en realidad, lo que mas me importaba era estar con ella.

- Tu padre sí que es cascarrabias – me dijo un día, riéndose mientras escuchaba sus insultos.

- Ni lo dudes. Si no fuera por mi madre, él ya se hubiese mudado a alguna colina silenciosa. Tu familia le pone los pelos de punta con las canciones.

- ¿Crees que algún día le agrademos?

Yo me puse firme como un soldado.

- ¡Imposible misión, señor! – respondí, fingiendo seriedad.

- Si tu padre te ve, te mata – dijo, muerta de risa.

Lamentablemente, un día volví a hacerlo.

Y me vio.

No me mató.

Pero me hizo algo peor.

- ¡Nunca mas! – me dijo, con la mirada gélida - ¿Escuchaste? ¡Nunca mas volverás a juntarte con ellos! ¡Lo juro!

A partir de entonces, me mantenía encerrado en mi habitación, vigilándome permanentemente.

Sólo salía para ir a la escuela, a la cual él mismo me llevaba; y como era respetado en todo el pueblo, había convencido a los maestros de que no me permitieran verme con Carmen.

Y así fue.

También consiguió que todo el barrio odiara a su familia, al punto que un día decidieron mudarse.

- ¡Al fin! – dijo en la cena, el día de la mudanza, victorioso y satisfecho – Basta de ese horrendo estertor sónico, jajajaja.

Sin poder soportar mi furia, le dije a mi madre, pero mirándolo a él:

- No se cómo pudiste casarte con este monstruo.

Obviamente, me dio la paliza de mi vida.

Creo que no me mato simplemente porque mi madre me quito de sus garras.

Esa noche, acostado en mi cama, mi cuerpo me dolía enormemente.

Pero mas mi alma.

Y era por Carmen.

No volvería a verla.

Y así estaba sufriendo, cuando una sombra entró por mi ventana, y se acercó en puntas de pie a mi cama.

Era ella.

- Oh... – dijo dulcemente – Estas todo golpeado.

- Sobreviví al combate mortal gracias a ti – dije tímidamente – Pensé en tu sonrisa, y eso me hizo soportar los golpes.

Carmen sonrió, y se saco el collar que siempre llevaba consigo. Me lo puso en el cuello.

- Ese engranaje de metal que tiene era del reloj de mi abuelo. Cuando él murió, el reloj se detuvo. Es muy valioso para mi, y quiero que lo conserves, para que nunca me olvides.

- Jamás podría olvidarte – le dije, tomándole la mano.

Escuchamos pasos acercarse a la habitación. Ella me beso en la boca, y salió rápidamente por la ventana.Cuando mi padre entró, yo miraba como un bobo la ventana.

- Se fueron – dijo burlonamente – Así que si tenias la fantasía final de despedirte... ¡Puf, se terminó!

- Mi única fantasía final es que te mueras – respondí, completamente ausente.

Apenas me recuperé, me metió en un colegio militar.

Pero no me importo.

Mi reloj también se había detenido.