En este Blog podran ver varios de mis cuentos que posteo permanentemente en los Talleres De Escritura de Psicofxp y Foro Metrópolis. Espero que los disfruten tanto como yo. See Ya!!!

25 mayo 2006

42 - La Espera





El viejo espera.

Sentado en la plaza, dándole migajas a las palomas; en el sillón del living de su casa; espera.

Espera a que el hombre del faro solar cumpla el oficio divino, y lo envuelva en una luz blanca, adormeciéndolo para siempre.

Una lista de heridas escritas con arrugas en su piel con la tinta de los años, cuenta que ha vivido mucho tiempo.

Demasiado tiempo, diría él.

- Cuando la pequeña Molly se fue, yo debería haberme ido con ella – le dice siempre al que quiera escucharlo, y al que no, también.

Molly fue su única hija, y murió de una extraña enfermedad a los seis años.

A partir de eso, él se transformo en un ser silencioso, en un hombre con la mirada fija en el frente, pero que no observa nada.

- ¿Cómo es, pequeña Molly, que mi alma se murió contigo, pero mi cuerpo sigue en pié? – se preguntaba siempre.

Su mujer no soportó la pérdida de su hija, y se suicidó al poco tiempo.

Él lo sufrió, por supuesto, pero sus ojos ya estaban secos para llorar.

- ¿Por qué te adelantaste, Susan – le decía a la mitad vacía de la cama – Todos tenemos nuestra hora señalada.

Y hace pocos días, después de esperar tantos años, supo que su tiempo estaba próximo.

Tuvo un sueño, en donde se le aparecía Molly, y habló con ella en él.

Ella ya no se veía como una niña, sino como una adolescente, y tenía alas de ángel en la espalda.

- Háblame de ti, papá – le dijo ella - ¿Qué es lo que sientes?

- El pecho perforado y vacío, hija – respondió él – desde que tú te fuiste.

- Pues ya no te preocupes – le dijo ella, con una voz que parecía voz y música al mismo tiempo – Vengo a avisarte que pronto estaremos juntos, tu tiempo ya esta llegando.

- Oh, hija, al fin... – dijo él, mientras ella lo besaba en la mejilla, e iba desapareciendo en un halo de luz.

- Te quiero mucho, papá – le dijo antes de desaparecer por completo.

Al despertar a la mañana siguiente, el viejo sonreía.

Se levantó, se puso su mejor traje, y comenzó a esperar día tras día.

Y mientras esperaba, se dedicó a observar.

Y observó que él no era el único esperando, que todos lo hacían, aunque no se esperase lo mismo.

Desde gente esperando el autobús, hasta viejos como él, esperando la muerte.

- La paridad es un sueño lejano. Nunca podremos ponernos de acuerdo con el tiempo, porque a él, nosotros no le interesamos, como pan que no se vende para el vendedor, o como estrellas que no aparecen en el cielo, para inspirar al poeta – estaba pensando un día, cuando se largó a llover.

Para no mojarse, decidió apurar el paso.

Entonces, de la nada, apareció una chica con un paraguas.

- El paraguas es grande, nos sirve a los dos – le dijo ella, mientras lo tomaba del brazo, sonriendo.

El la miro sorprendido. La chica se veía como Molly seguro sería a esa edad.

- ¿Caminamos? – le preguntó ella – me encanta caminar bajo la lluvia con paraguas, es...

- ... como un pequeño refugio – terminó de decir el, sorprendido, completando la frase.

Eso era lo que le decía a Molly cuando era niña.

Los dos se miraron y sonrieron, y se fueron caminando, hasta desaparecer entre la lluvia.